Arroceros del Meta se suman al paro nacional: bloqueos en Puerto López paralizan la vía a Villavicencio

En un movimiento que agudiza la crisis de movilidad en el centro del país, los arroceros del Meta se han unido este miércoles a las masivas manifestaciones que sacuden a Colombia. Los agricultores, en un acto de protesta contra las políticas gubernamentales que, según ellos, los han dejado en el abandono, han bloqueado la vía nacional que conecta a Puerto López con Villavicencio, uno de los corredores estratégicos para el transporte de mercancías y pasajeros en la región.
El bloqueo, que se realiza bajo la modalidad de dos horas de cierre por media hora de apertura, ha generado largas filas de vehículos y ha puesto en jaque a comerciantes, transportistas y ciudadanos que dependen de esta ruta para su movilidad diaria. Los manifestantes, armados con pancartas y consignas, exigen al Gobierno Nacional atención inmediata a sus demandas, que incluyen la renegociación de precios de insumos, la reactivación de subsidios y una mayor inversión en infraestructura para el sector agrícola.
"No nos queda más remedio que salir a las carreteras. Llevamos años pidiendo soluciones y solo recibimos promesas incumplidas. El campo colombiano está en quiebra, y si no nos escuchan, seguiremos en las calles", declaró un líder arrocero que prefirió mantener su nombre en reserva.
La protesta de los arroceros del Meta se suma a un creciente malestar social que ha llevado a diversos sectores del país a tomar las vías en las últimas semanas. Estudiantes, transportistas, gremios y ahora los agricultores han levantado su voz en un escenario de tensión política y económica que parece no tener fin.
El Gobierno, por su parte, ha llamado al diálogo y ha asegurado que está dispuesto a escuchar las demandas de los manifestantes. Sin embargo, hasta el momento, no se han concretado medidas que logren desactivar la ola de protestas. Mientras tanto, en Puerto López, la tensión crece y la paciencia de los ciudadanos se agota.
Este bloqueo no solo evidencia la profundidad de la crisis en el sector agrícola, sino que también pone sobre la mesa un desafío mayor para el Ejecutivo: cómo responder a un descontento social que parece no tener fronteras.